La soledad de los niños es más triste.
Hemos creado un limbo para ellos, un tiempo sin sorpresas, un espacio protegido sin esquinas ni óxido.
La incubadora ha crecido y se ha convertido en hogar.
Las espadas de maderas han sido cambiadas por móviles brillantes y asépticos.
Niños solitarios, padres investigadores.
La primera en caer, en caso de soledad, es siempre la confianza.
2 comentarios:
Al fin me respondiste a un comentario. No busco eso, pero se agradece. No quiero repetirme, pero tienes la virtud de decir mucho (y bien), con muy pocas palabras y eso es muy complicado. Como siempre, suscribo tu entrada.
Lo siento. Posibles razones: el tiempo, el principio. Propósito para el futuro.
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